Los movimientos corporales, los gestos aprendidos, no orales, de percepción visual, auditiva o táctil, demostraron la incomodidad que reinaba en esa mesa chica de la coalición gubernamental.
El relanzamiento nacional de "Cambiemos" efectuado la semana anterior fue una buena oportunidad para tratar de descifrar el verdadero "clima" que se estaría viviendo entre los fundadores de la coalición política que hace casi un año obtuvo uno de los triunfos electorales más significativos de los últimos tiempos en nuestro país.
Por supuesto que frente a las cámaras o micrófonos se trató de brindar un mensaje de optimismo y satisfacción por todo lo hecho, que seguramente en la mayoría de las veces es una creencia verdadera, pero hay ocasiones en que más allá de lo expresado los actores transmiten otro mensaje, más encriptado, que hasta el momento pocos asesores de imagen, evaluadores de impacto discursivo o "cientistas" de la comunicación, han podido evitar que se transmita.
Y para descubrirlo hay que centrar el foco de análisis no sólo en lo dicho verbalmente por los participantes sino también en otra, mucho más "verdadera" expresada a través de la kinésica.
De lo oído puede deducirse que en "Cambiemos" está todo bien, todo normal: "trabajando en pos de la felicidad de la gente", pero si se analiza el denominado "paralenguaje" es decir la intensidad o el volumen de la voz, la velocidad con la que se habló, el ritmo, la entonación, etc. podía advertirse una disociación entre la alegría expresada y la "tristeza" de cómo lo decían.
De lo visto a través de la televisión se pudo observar que los movimientos corporales, los gestos aprendidos, no orales, de percepción visual, auditiva o táctil, demostraron la incomodidad que reinaba en esa mesa chica de la coalición gubernamental.
En esta forma fundamental de comunicación (kinésica) y que es necesario entenderla y decodificarla para tratar de descifrar el o los "mensajes ocultos" en cualquier exposición, entran en consideración los análisis de la postura, los gestos, las expresiones faciales, la mirada, la sonrisa.
En estos tiempos en los que la gran mayoría de la clase política vuelca casi todos sus recursos en las redes sociales para la comunicación de sus actos, sería interesante que sus equipos de difusión repasen los presupuestos necesarios para conseguir una "comunicación eficaz".