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    Caen hasta los forros

    "En lo que va del año la venta bajó un 15,6 por ciento. Un resultado terrible, ya sea porque es causa de menor prevención o de menos sexo".

    En la Argentina no hay menos bebés que hace un año. Y la fisiología de los bebés argentinos sigue siendo la misma que en 2015. Van de cuerpo igual que antes. Sin embargo, en septiembre de este año se compró un 14,5 por ciento menos de pañales que en igual mes del año pasado, y en los primeros nueve meses de 2016 la caída fue del 6,8 por ciento en comparación con igual período del 2015.

    No hay otra explicación para ese menor uso de pañales que un comportamiento mucho más cuidadoso del mango por parte de consumidores que han visto reducido su poder de compra en magnitudes que promedian un 10 por ciento en el último año. Tan sencillo como cambiar de pañal con menor frecuencia.


    En el último informe sobre consumo que la consultora CCR entregó a su clientela, los datos sobre pañales son apenas ejemplos de una situación general que continúa siendo sombría, pese a los insistentes e infructuosos intentos del Gobierno de generar la idea de que la economía ya tocó piso y está rebotando.

    El resultado global de septiembre muestra que en comparación con igual mes del año pasado la compra de alimentos, artículos de higiene y cosmética en hipermercados, supermercados y comercios de cercanía descendió un 8,1 por ciento.

    Con esa caída, que es la novena mensual consecutiva y la décima en los últimos doce meses, el consumo de los primeros nueve meses del año de ese conjunto de bienes fue un 3,8 por ciento inferior a igual período de 2015.

    En el informe que CCR hizo público figura que la caída del consumo en septiembre fue del 7,3 y la de los primeros nueve meses del 4 por ciento. La diferencia es que el informe para los clientes es mucho más detallado en cuanto a los rubros y artículos de consumo pero excluye a los autoservicios y almacenes.

    El número negativo para pañales impacta pero dista de ser el más grande. Dentro de los rubros Almacén y Bebidas, por ejemplo, la venta de azúcar se derrumbó un 24,9 por ciento en septiembre, acumulando una caída del 7,7 por ciento en lo que va del año. Peor aún en sopas: bajas del 27,4 en septiembre y del 8,4 por ciento en los nueve meses.

    Aunque no tan pronunciadas, también asombran la disminución en los primeros nueve meses del año de productos panificados (9,9 por ciento), cerveza (4,9), gaseosas (5) y vino común (4,5). El menor consumo de esas bebidas tal vez explique que uno de los pocos artículos con más ventas en lo que va del año sea el agua mineral (2,1), por una simple razón de precio.

    En el rubro Hogar las bajas son generalizadas y estrepitosas. El conjunto registra un descenso del 10,8 por ciento en los primeros nueve meses, con caídas del 11,5 en lustramuebles, 14,1 en aprestos para ropa, 14,9 en desodorante de ambientes, 15,3 en ceras, 15,7 en limpiadores y 16,8 en utensilios de limpieza. Obviamente se trata de artículos no tan necesarios como los alimentos.

    Algo similar sucede con el rubro Cosmética, que acumula un retroceso del 12,8 por ciento entre enero y septiembre. El mencionado ahorro en pañales se repite para las mujeres en el uso de toallas femeninas y tampones, cuyas ventas cayeron 9,6 y 12,4 por ciento, respectivamente.

    El cuidado de la belleza femenina también se vio afectado. El consumo de maquillaje bajó un 10,4 por ciento y el de cremas y ceras depilatorias un 29,1. Lo mismo para los hombres, que en lo que va del año compraron un 11,6 por ciento menos de espumas y cremas de afeitar.

    El recorte de gastos no pasó por alto los más elementales artículos de limpieza personal, de uso tanto femenino como masculino. La compra de jabón de tocador bajó un 9,3 por ciento, la de shampoo un 12, la de crema de enjuague un 12,7, y la de pasta dental un 16,2.

    Pero el dato que causa escozor es el de los preservativos. En lo que va del año la venta bajó un 15,6 por ciento. Un resultado terrible, ya sea porque es causa de menor prevención o de menos sexo.

    La caída en el poder adquisitivo ha modificado otro hábito de compra, a favor de los supermercados mayoristas. Vital, Makro, Diarco, Maxiconsumo y Yaguar, con precios considerablemente más bajos y facilitando la compra minorista han incrementado su participación. CCR observó que un tercio de los consumidores ya realizan su compra en ese tipo de comercios, y que seis de cada diez clientes de supermercados mayoristas son consumidores finales. Según la consultora Kantar WorldPanel, los mayoristas aumentaron sus ventas un 9 por ciento en el año, básicamente a costa de los hipermercados, que han perdido un 14 por ciento.

    Al igual que CCR, otras consultoras que miden niveles de consumo también registraron caídas generales de ventas. La última medición de Nielsen muestra un descenso en el año del 1,3 por ciento en las compras de alimentos básicos, pero acentuada en el último bimestre relevado. Bajas mayores en Farmacia y en Ropa.

    Por su parte, el Termómetro de Consumo que elabora mensualmente Kantar WorldPanel marca un descenso del 3 por ciento en lo que va del año. Pero lo más revelador de su informe es que no se trata de una caída pareja, sino que solo afecta a las clases media y en mayor medida a la baja, mientras que las clases media-alta y alta están mejor que el año pasado. Según esa consultora, el 17 por ciento de los hogares que integran la clase baja inferior disminuyó su consumo en un 8 por ciento; el 33 por ciento de los hogares de la clase baja superior en un 4 por ciento; lo mismo para el 28 por ciento de los hogares de la clase media-baja.

    El 22 por ciento de los hogares de clase media-alta y alta aumentó su consumo en un 2 por ciento.

    Es probable que esas desigualdades expliquen por qué mientras se compra menos gaseosas, vino común y cerveza, entre los pocos productos que se venden más estén las bebidas fuertes y caras como whisky y vodka, que subieron 10,7 y 21,6 por ciento, respectivamente.

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