"(...) Fuimos la victoria electoral de más votos de la historia argentina, somos la fuerza territorial con más capacidad de adhesión política, somos más que elecciones y urnas, somos idiosincrasia nacional hecha un movimiento político (...)"
Hay peronismo, como acto presente de la vida política argentina. Todo pre-peronismo y todo post-peronismo suele lesionar a los miles de ciudadanos que identificamos en Perón y su obra, una búsqueda obstinada por la felicidad de nuestro Pueblo.
Madrid simboliza el paso de la resistencia política más importante que vivió la historia nacional. El exilio con base territorial externa o bien el traslado de la jefatura más importante que el Pueblo trabajador gestó, a un país lejano en un momento complejo.
La resistencia: La organización defensiva como alternativa en pleno exilio. La aparición de un no gobierno y la prosa de la época, en un compás de resistir, volver y vencer. Todo el Pueblo peronista podía sentir lo mismo, “Perón vuelve” y en su vuelta la felicidad del Pueblo, la grandeza de la Nación, la construcción de una Patria más justa. Casi en un acto único y automático. Perón hacía el checking, y el Pueblo construía una épica, se transportaba en un presentimiento de realizaciones.
¿Qué nos movía? ¿Qué movió al Pueblo en su larga marcha de 18 años? La lucha.
“El peronismo es más que un partido. No lo disuelven por decreto ni lo amansan por intimidación. No llamamos a ninguna aventura desesperada. Llamamos a la lucha, que comienza por esclarecer las conciencias, proclama las verdades y hablar por los que callan cuando deberían orientar a la masa.” Jhon William Cooke.
La esperanza se materializa en la lucha y se canaliza en un mando anónimo, y al final es sinónimo de un solo líder, que sin comprobarlo todos perciben su vuelta en la fe que obra en el Pueblo, en la confianza de sus propias fuerzas, en la esperanza que da la política, cuando la acompaña la experiencia de bienestar que brinda una gesta patriótica. La vigencia, el recorrido de esta línea de pensamiento, puede acompañar aquella etapa, la vuelta de Perón, y también la que hoy vivimos los peronistas, con Cristina.
El peronismo es más que un estilo de gobernanza. El peronismo gobierna, moviliza, resiste, vuelve. Introduce nuevos axiomas que sintetizan el funcionamiento del movimiento político más importante de los Países soberanos del Sur, incluyendo América Latina, Africa y Oceanía, exceptuando Asia. La cuestión movimientista del Peronismo, realza la continuidad de los procesos populares en la Argentina, incluyendo anteriores tradiciones nacionales, incorporando nuevos sectores sociales.
Ineludiblemente, todo gobierno peronista debe disputarle poder al capital. Y por el contrario, todo gobierno que neutralice las demandas del Pueblo trabajador y los humildes con consignas cordiales con el capital, sentirá la ira del Pueblo. En Argentina tenemos dos momentos de mayor disputa sobre el capital, con Juan Perón y Eva, con Néstor Kirchner y Cristina. ¿Vale aclararlo? Resulta imprescindible.
La dinámica del funcionamiento del Peronismo incluye un fenómeno articulado que parte de la movilización social y la comunicación directa de sus demandas, las mismas se enuncian y son el insumo oficial de los programas de gobierno del Estado. Diría Perón: “La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”, citando la primera verdad del documento del Consejo Superior Justicialista.
Pertenezco a la generación más democrática de los últimos 40 años de Nación, y es absolutamente cierto que la consolidación de un Estado democrático vino de la mano de un gobierno peronista, en particular por el rumbo que el Proyecto Nacional y Popular instauró en la Argentina. La base de sustentación de un Estado no parte de la arquitectura de la Constitución o de las reglas de la República, el primer asunto que cualquier gobierno precisa resolver es la conflictividad de la sociedad que pretende gobernar.
Y quién mejor comprendió la idiosincrasia argentina, la trayectoria de sus luchas y el proceso histórico por la mejora de las condiciones sociales de las mayorías, pero entre tantas afirmaciones que elevan el grado de comprensión política del líder sobre la masa, quiero subrayar que el mayor acierto de Perón fue haber conducido la conflictividad social de una manera magistral.
Gobernar es conducir los conflictos, podríamos inscribir.
Nuestra identidad política volvió a poner las patas en las fuentes con hechos trascendentales: la posición soberana de Argentina frente al FMI, el proceso de reindustrialización y los programas redistributivos, la visión reparadora de los Derechos Humanos, la recuperación del sistema previsional y el Estado presente en todas las dimensiones sociales el Pueblo.
Desde las Asignaciones, las Jubilaciones, el servicio de Trenes y la recuperación de Aerolíneas, el record en Universidades Públicas, el lanzamiento del Arsat y tanto más. Resumir los 12 años más beneficiosos de la vuelta de la democracia es un acto breve e injusto, por mucho dato que uno aporte, la caracterización de estas líneas no expresa a fondo el sentimiento popular del Fútbol para Todos, ni el salto de conciencia que significó masificar las banderas de Memoria, Verdad y Justicia. Una obra de gobierno descripta es apenas un mapa, recorrerla, transportarse, escuchar el llamado, es un acto de voluntad colectiva de otro orden, más allá de lo físico o lo natural.
El frente policlasista que Juan Perón conformó, inaugurando una nueva etapa de la Argentina, tiene una estructura de pensamiento propio (el peronismo piensa por sí mismo, no a través de un diario o por instrucción externa, de fuerzas bélicas disfrazadas en mejores naciones), que permite abreviar el desarrollo de una Patria que suprima la dependencia agraria y se constituya en un país industrial con actividad agropecuaria, comercio interno sólido y posición soberana frente al consorcio internacional de las finanzas. Podemos gobernar o resistir un gobierno liberal, actuante en este momento de la Patria un nuevo formato de liberalismo, el neoliberalismo.
Hay trompadas arteras al Pueblo trabajador, como las privatizaciones y el desguace del Estado, la reconversión del sistema productivo y la extranjerización de la tierra, entre otros rasgos de la invasión liberal que vivió el peronismo en la etapa de 1989 a 1999. Coincide dicha etapa, con la disminución del poder político de los sectores más combativos del movimiento, y en efecto el poder a la burocracia justicialista, la misma que creó “el aparato”, como escuadrón centurión que defendía dirigentes en vez de ideas. Y en poco tiempo, dicho fenómeno se redujo, mientras el calor de Néstor y Cristina permitió poner la militancia en las calles, en los barrios y la vida alegre de un pueblo que se repara, el frío de la marcha con parlantes, el aplauso calculado y la militancia sin canciones volvió a su lugar.
Volvieron las organizaciones libres del Pueblo, estadios llenos de militancia y calles con pecheras solidarias que abrazan la tristeza y la convierten en esperanza. Caminar, pensar y sentir la Argentina desde el sencillo andar, repetir el llamado a la esperanza. Organizarnos, construir nuevas mayorías, no valuar un traspié electoral como un factor determinante. Estamos en la resistencia al macrismo, una expresión sofisticada de la derecha.
En 2008 ensayamos una táctica defensiva basada en la participación popular, las patronales agrarias fueron severas con Cristina y patrocinaron sus negocios con la violencia del derroche de alimentos, la mecánica hegemónica de Clarin y sus 500 medios a disposición, la reaccionaria rural y el machismo agravado por el odio de clase. Contra eso toda la militancia debatiendo, aclarando y caminando, con Néstor y Cristina en la primera línea, reordenando factores, a pesar de Cobos, más allá de esto. Lo hicimos, más tarde avanzamos, luego ganamos en 2011.
Resistimos, dimos batalla desde la palabra, una larga lucha contra el adversario principal de la democracia argentina, un pulpo empoderado por los bancos, el mundo de las comunicaciones y las sociedades políticas con militares, ruralistas y sectores de opinión: el Grupo Clarín. Con entereza batallamos, en 2010 perdimos a Néstor y con el coraje de Cristina ganamos en 2011. El peronismo fue otra vez un llamado a la lucha, para cuidar a Cristina y para darle el aliento que solamente millones creamos, en memoria del Flaco.
Fuimos la victoria electoral de más votos de la historia argentina, somos la fuerza territorial con más capacidad de adhesión política, somos más que elecciones y urnas, somos idiosincrasia nacional hecha un movimiento político.
La resistencia es el acto tieso que sostiene la idea-causa por la que el Pueblo espera, el alimento de la resistencia es la lealtad. ¿Se puede resistir sin lealtad? ¿Se puede volver sin resistencia?
El llamado a defender la Argentina está en el aire.